El curioso caso del equipo que perdió la Champions en 3 minutos

Un partido de fútbol, dura 90 minutos, y hasta que el arbitro pita, cualquier cosa puede pasar.
Esta frase me trae un partido a la cabeza. Concretamente una final de la Champions League. Concretamente la final de 1999 disputada en el Camp Nou. Esta final la jugaban el Bayern de Munich y el Manchester United.
Y esta noche el Bayern aprendió a fuego esta lección. Y esto ocurrió de la siguiente manera.
La noche del 26 de mayo de 1999, en la ciudad de Barcelona, 2 equipos que ya se conocían, pues ambos habían compartido el grupo D en la fase de grupos, Iban a enfrentarse por tercera vez en el torneo.

Foto de Seán Murray de la celebración tras el partido.

Las 2 ocasiones anteriores habían empatado y la igualdad era máxima, nadie era capa de dar un favorito. El partido tuvo bastantes ocasiones para ambos equipos y tiros al palo durante todo el partido. Pero gracias a un gol de Mario Basler en el minuto 6, el conjunto alemán parecía que iba a ser el campeón de esa edición, pero el destino aun tendría algo que decir. Y vaya si iba a decir.
Tras un partido intenso, corría el minuto 91 y todo parecía indicar que los ingleses no iban a ser capaces de tumbar la defensa alemana, pese a las constantes arremetidas.
Pero en ese momento todo iba a cambiar. El tiempo de descuento iba a ser algo mágico, algo nunca antes visto. Schmeichel, portero del Manchester United, subía a rematar los corners, y fue precisamente así, en un corner, donde en el minuto 91, tras una serie de rechaces, los ingleses marcaron el gol del empate de la mano de Teddy Sheringham. Ahora el encuentro estaba empatado, y los de Manchester habían logrado forzar la prorroga en el último suspiro. Pero 2 minutos después,  el noruego Solskjaer logró forzar un nuevo corner. Beckam lo pateo, Sheringham lo cabeceo hacía atras, donde se encontraba Solskjaer que la empujo de nuevo al fondo de las mayas. El gran capitán Lothar Matthaüs no podía dar crédito desde el banquillo. Los jugadores alemanes quedaron hundidos en el campo, y Alex Ferguson y sus chicos habían logrado lo imposible y saltaron al campo como los nuevos campeones de Europa.